SIGNIFICADO
DE LA CENIZA
La ceniza, del latín "cinis", es producto de la
combustión de algo por el fuego. Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico
de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia. En
Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión de los habitantes de
Nínive. Muchas veces se une al "polvo" de la tierra: "en verdad soy polvo y ceniza",
dice Abraham en Gén. 18,27. El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer
domingo de Cuaresma, realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza
en la frente (fruto de la cremación de las palmas del año pasado). Se hace como
respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y
puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua. La
Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la
Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo-
para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.
Mientras el ministro impone
la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" (Cf Mc1,15) y "Acuérdate de que eres polvo y al
polvo has de volver" (Cf Gén 3,19): un signo y unas palabras que
expresan muy bien nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del
Evangelio, o sea, la novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en
la Pascua.
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Luis Martínez Flores
Párroco
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