HISTORIA DE LAS APARICIONES DE LA VIRGEN DE FÁTIMA
Como preparación a las
apariciones de Nuestra Señora, un ángel quien se identificó como el "Ángel
de Portugal", le habló en primer lugar a los niños diciéndoles: "No
temáis. Yo soy el ángel de la Paz. Rezad conmigo".
Luego él se arrodilló,
doblándose hasta tocar el suelo con su frente y rezó: "Dios mío, yo creo,
yo adoro y yo te amo!, te pido perdón por aquellos que no creen, no adoran, no
confían y no te aman!" El dijo esta oración tres veces. Cuando se paró, le
dijo a los niños "Rezad así. Los corazones de Jesús y María están atentos
a la voz de sus súplicas". Él dejó los niños quienes empezaron a decir
esta oración frecuentemente.
Las apariciones del Ángel de
Portugal (1916)
En la Portugal rural del 1917 no es inusual el ver a los niños llevando a sus
rebaños a pastorear. Esto es lo que los niños de la familia Marto y Santos,
todos primos, hacían en estos días. Casi siempre eran Lucía Santos, Francisco
Marto y su hermana Jacinta, los que con gusto tomaban esta responsabilidad
agradecidos por el chance de estar al aire libre y de jugar mientras las ovejas
pastoreaban en silencio. Ellos llevaban a pequeños grupos de ovejas a pastorear
en parcelas pertenecientes a sus padres en diferentes partes de la sierra, el
altiplano en el que se encontraba el pueblito de Fátima (donde la Iglesia
parroquial se encontraba) y Aljustrel (donde vivían los niños). Dos miradores
favoritos eran las colinas que miraban a Aljustrel, cerca de un campo llamado
Loca do Cabeco (Lugar de la Cabeza) y la Cova da Iria (Enseñada de Irene) a un
distancia de Fátima. En estos lugares ocurrieron las apariciones que cambiarían
el curso de la vida de estos niños y de la historia del siglo 20.
La primera aparición del Ángel
En la primavera de 1916 Lucía, Francisco y Jacinta tuvieron su primer encuentro
con un mensajero celestial. Escribiendo en sus memorias, compuestas bajo
obediencia a su obispo, Lucía nos cuenta sobre esa primera reunión:
Fuimos esa vez a la
propiedad de mis padres, que está abajo del Cabeco, mirando hacia el este. Se
llama Chousa Velha.
Como a mitad de mañana
comenzó a lloviznar y subimos la colina, seguidos de las ovejas, en busca de
una roca que nos protegiera. Así fue como entramos por primera vez en el lugar
santo. Está en la mitad de una arboleda de olivos que pertenece a mi padrino,
Anastasio. Desde allí uno puede ver la aldea donde yo nací, la casa de mi padre
y también Casa Velha y Eira da Pedra. La arboleda de obispos, que en realidad
pertenece a varias personas, se extiende hasta estos lugares.
Pasamos el día allí, a
pesar que la lluvia había pasado y el sol brillaba en el cielo azul. Comimos
nuestros almuerzos y comenzamos a rezar el rosario. Después de eso comenzamos a
jugar un juego con guijarros. Pasaron tan solo unos segundos cuando un fuerte
viento comenzó a mover los árboles y miramos hacia arriba para ver lo que
estaba pasando, ya que era un día tan calmado. Luego comenzamos a ver, a
distancia, sobre los árboles que se extendían hacia el este, una luz más blanca
que la nieve con la forma de un joven, algo transparente, tan brillante como un
cristal en los rallos del sol. Al acercarse pudimos ver sus rasgos. Nos
quedamos asombrados y absorbidos y no nos dijimos nada el uno al otro. Luego él
dijo:
No tengan miedo. Soy el
ángel de la paz. Oren conmigo.
Él se arrodilló,
doblando su rostro hasta el suelo. Con un impulso sobrenatural hicimos lo
mismo, repitiendo las palabras que le oímos decir:
Mi Dios, yo creo en ti,
yo te adoro, yo te espero y yo te amo. Te pido perdón por los que no creen, no
te adoran, no te esperan y no te aman.
Después de repetir esta
oración tres veces el ángel se incorporó y nos dijo:
Oren de esta forma. Los
corazones de Jesús y María están listos para escucharlos.
Y desapareció. Nos dejó
en una atmósfera de lo sobrenatural que era tan intensa que estuvimos por largo
rato sin darnos cuenta de nuestra propia existencia. La presencia de Dios era
tan poderosa e intima que aún entre nosotros mismo no podíamos hablar. Al día
siguiente, también esta atmósfera nos ataba, y se fue disminuyendo y
desapareció gradualmente. Ninguno de nosotros pensó en hablar de esta aparición
o hacer ningún tipo de promesa en secreto. Estábamos encerrados en el silencio
sin siquiera desearlo.
El efecto intenso de esta aparición del Ángel tuvo sobre los niños, fue diferente a la experiencia un tanto serena con al Virgen el año siguiente. Lucía dice:
El efecto intenso de esta aparición del Ángel tuvo sobre los niños, fue diferente a la experiencia un tanto serena con al Virgen el año siguiente. Lucía dice:
No sé porque pero las
apariciones de la Virgen produjeron en nosotros efectos muy diferentes que los
de las visitas del ángel. En las dos ocasiones sentimos la misma felicidad
interna, paz y gozo, pero en vez de la posición física de postrarse hasta el
piso que impuso el ángel, nuestra Señora trajo una sensación de expansión y
libertad, y en vez de este aniquilamiento en la presencia divina, deseábamos
solamente exaltar nuestro gozo. No había dificultad al hablar cuando nuestra
Señora se apareció, había más bien por mi parte un deseo de comunicarme.
Esta diferencia puede
tal vez ser explicada de la siguiente manera. Los ángeles cualesquiera que sea
su coro tienen en común con Dios una naturaleza espiritual, no mezclada con la
materia. La bondad de su ser, llena de justicia divina de acuerdo con el nivel
de gloria dado a cada uno, irradia esa santidad sin mediación, por tanto
proporcionada a la capacidad de los seres humanos para experimentarla. No sin
razón las escrituras demuestran cuan fácil se puede confundir a un ángel
apareciéndose a un hombre con el mismo Dios. (Apoc. 19:10, 22:9). Sin embargo,
cuando se aparece nuestra Señora, aunque su gloria es mayor a la del más alto
serafín, su naturaleza humana cubre esta gloria, así como pasó con la
naturaleza de nuestro Señor, aún después de su Resurrección.
Aunque los ángeles también pueden aparecer en una forma más mundana, debe haber sido parte del propósito divino el revelarle a los niños algo de la Santidad de Dios. Lucía nos dice sobre este efecto que tardó en desaparecer:
Aunque los ángeles también pueden aparecer en una forma más mundana, debe haber sido parte del propósito divino el revelarle a los niños algo de la Santidad de Dios. Lucía nos dice sobre este efecto que tardó en desaparecer:
Sus palabras se sumieron
tan profundamente en nuestras mentes que nunca las olvidamos, hasta el punto en
que pasábamos largos ratos de rodillas repitiéndolas, a veces hasta que nos
caíamos exhaustos.
La Segunda Aparición del Ángel
Durante el verano de 1916 los tres primos estaban jugando en el calor del día
en el jardín cerca del pozo detrás de la casa de los Santos en Aljustrel. Lucía
describe cómo el ángel se les apareció una vez más, castigándolos por su falta
de seriedad espiritual.
De repente vimos al
mismo ángel cerca de nosotros.
¿Que están haciendo?
Ustedes deben rezar!. Rezar!. Los corazones de Jesús y María tienen designios
Misericordiosos para ustedes. Deben ofrecer sus oraciones y sacrificios a Dios,
el Altísimo.
¿Pero como nos debemos
sacrificar? Pregunté.
En todas las formas que
puedan ofrezcan sacrificios a Dios en reparación por los pecados por los que Él
es ofendido, y en suplicación por los pecadores. De esta forma ustedes traerán
la paz a su país, ya que yo soy su ángel guardián, el Ángel de Portugal.
Además, acepten y soporten con paciencia los sufrimientos que Dios les enviará.
Esta aparición renovó el mismo efecto profundo que tuvo el primero en ellos. Francisco, quien a lo largo de las apariciones del ángel y de nuestra Señora podía ver pero no escuchar, no tuvo éxito en obtener de las niñas las palabras que el ángel había dicho hasta el próximo día. Lucía nos dice:
Esta aparición renovó el mismo efecto profundo que tuvo el primero en ellos. Francisco, quien a lo largo de las apariciones del ángel y de nuestra Señora podía ver pero no escuchar, no tuvo éxito en obtener de las niñas las palabras que el ángel había dicho hasta el próximo día. Lucía nos dice:
Las palabras del ángel
se sumieron en lo profundo de nuestras almas como llamas ardientes,
mostrándonos quien es Dios, cual es su Amor por nosotros, y cómo Él quiere que
nosotros le amemos también, el valor del sacrificio y cuanto Le agrada, cómo El
lo recibe para la conversión de los pecadores. Es por eso que a partir de ese
momento comenzamos a ofrecerle aquellos que nos mortificara.
La Tercera Aparición del Ángel
Lucía no está segura de cuando ocurrió la tercera aparición del ángel, ella
cree recordar que fue a finales de Septiembre o Octubre de 1916. Habiéndose
dirigido a Cabeco con sus rebaños, y estando más atentos a las palabras del
ángel, ellos se arrodillaron inmediatamente para orar la oración que les enseño
el ángel: Dios mío, yo creo en ti, yo te adoro…etc.
Después de haber repetido esta oración no sé cuantas veces vimos a una luz extraña brillar sobre nosotros. Levantamos nuestras cabezas para ver que pasaba. El ángel tenía en su mano izquierda un cáliz y sobre él, en el aire, estaba una hostia de donde caían gotas de sangre en el cáliz. El ángel deja el cáliz en el aire, se arrodilla cerca de nosotros y nos pide que repitamos tres veces:
Después de haber repetido esta oración no sé cuantas veces vimos a una luz extraña brillar sobre nosotros. Levantamos nuestras cabezas para ver que pasaba. El ángel tenía en su mano izquierda un cáliz y sobre él, en el aire, estaba una hostia de donde caían gotas de sangre en el cáliz. El ángel deja el cáliz en el aire, se arrodilla cerca de nosotros y nos pide que repitamos tres veces:
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente, y te ofrezco el precioso
cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesucristo, presente en todos los
tabernáculos del mundo, en reparación de los sufragios, sacrilegios e indiferencia
por medio de las cuales Él es ofendido. Y por los méritos infinitos de su
Sagrado Corazón y por el Inmaculado Corazón de María, pido humildemente por la
conversión de los pobres pecadores.
Después se levantó, tomó en sus manos el cáliz y la hostia. La hostia me la dio a mí y el contenido del cáliz se los dio a Jacinta y a Francisco, diciendo al mismo tiempo,
Tomen y beban el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo terriblemente agraviado por la ingratitud de los hombres. Ofrezcan reparación por ellos y consuelen a Dios.
Una vez más él se inclinó al suelo repitiendo con nosotros la misma oración tres veces: O Santísima Trinidad…etc. y desapareció. Abrumados por la atmósfera sobrenatural que nos envolvía, imitamos al ángel en todo, arrodillándonos postrándonos como él lo hizo y repitiendo las oraciones como él las decía.
Después se levantó, tomó en sus manos el cáliz y la hostia. La hostia me la dio a mí y el contenido del cáliz se los dio a Jacinta y a Francisco, diciendo al mismo tiempo,
Tomen y beban el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo terriblemente agraviado por la ingratitud de los hombres. Ofrezcan reparación por ellos y consuelen a Dios.
Una vez más él se inclinó al suelo repitiendo con nosotros la misma oración tres veces: O Santísima Trinidad…etc. y desapareció. Abrumados por la atmósfera sobrenatural que nos envolvía, imitamos al ángel en todo, arrodillándonos postrándonos como él lo hizo y repitiendo las oraciones como él las decía.
Fue de esta forma en la
que fueron catequizados en oración, sufrimiento por reparación, y en al
doctrina de la Santa Eucaristía, y fortalecidos por el Pan de Ángeles, que los
niños de Fátima fueron preparados para la visita de la Reina de Portugal, la
Inmaculada Virgen María.
Apariciones de la Santísima
Virgen María (1917)
Casi 8 meses pasaron desde la última aparición del Ángel. Lucía, Francisco y
Jacinta continuaron a obrar lo que el ángel les había enseñado, orando y
ofreciendo sacrificios al Señor. Lucía tenía ahora 10 años, Francisco nueve en
Junio y Jacinta acababa de cumplir siete en marzo cuando el 13 de mayo de 1917,
decidieron de llevar sus ovejas en unas colinas que pertenecían al padre de
Lucía conocidas como Cova da Iria, o Ensenada de Irene. Fue ahí, solo con una
excepción, donde la Santísima Virgen bajo el nombre de Nuestra Señora del
Rosario se les apareció en seis ocasiones en 1917, y una novena vez en 1920
(sólo a Lucía).
Tan importante como el
lugar y el momento eran la situación a nivel mundial. En esos momentos la
Primera Guerra Mundial hacía estragos en Europa, conduciendo a la humanidad a
la forma más salvaje de guerra vista hasta el día de hoy. En la lejanía de
Moscu, Lenin preparaba la revolución que volcó el orden social Ruso en
Noviembre de 1917 y en la que se sumergió eventualmente casi la mitad de los
habitantes de esta tierra. Fue en este contexto en el que el cielo intercede
por la tierra para proveer el antídoto para los males morales y sociales del
mundo – el mensaje de Fátima.
Aparición del 13 de mayo de 1917
Llevando a su rebaño fuera de Aljustrel en la mañana del 13 de mayo, la fiesta
de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, los tres niños pasaron Fátima,
donde se encontraban la parroquia y el cementerio, y procedieron más o menos un
kilómetro hacia el norte a las pendientes de Cova. Aquí dejaron que sus ovejas
pastorearan mientras ellos jugaban en la pradera que llevaba uno que otro árbol
de roble. Después de haber tomado su almuerzo alrededor del mediodía decidieron
rezar el rosario, aunque de una manera un poco truncada, diciendo sólo las
primeras palabras de cada oración. Al instante, ellos fueron sobresaltados por
lo que después describieron como un "rayo en medio de un cielo azul".
Pensando que una tormenta se acercaba se debatían si debían tomar las ovejas e
irse a casa. Preparándose para hacerlo fueron nuevamente sorprendidos por una
luz extraña.
Comenzamos a ir cuesta abajo llevando a las ovejas hacia el camino. Cuando estábamos en la mitad de la cuesta, cerca de un árbol de roble (el gran árbol que hoy en día está rodeado de una reja de hierro), vimos otro rayo, y después de da unos cuantos pasos más vimos en un árbol de roble (uno más pequeño más abajo en la colina) a una señora vestida de blanco, que brillaba más fuerte que el sol, irradiando unos rallos de luz clara e intensa, como una copa de cristal llena de pura agua cuando el sol radiante pasa por ella. Nos detuvimos asombrados por la aparición. Estabamos tan cerca que quedamos en la luz que la rodeaba, o que ella irradiaba, casi a un metro y medio.
Comenzamos a ir cuesta abajo llevando a las ovejas hacia el camino. Cuando estábamos en la mitad de la cuesta, cerca de un árbol de roble (el gran árbol que hoy en día está rodeado de una reja de hierro), vimos otro rayo, y después de da unos cuantos pasos más vimos en un árbol de roble (uno más pequeño más abajo en la colina) a una señora vestida de blanco, que brillaba más fuerte que el sol, irradiando unos rallos de luz clara e intensa, como una copa de cristal llena de pura agua cuando el sol radiante pasa por ella. Nos detuvimos asombrados por la aparición. Estabamos tan cerca que quedamos en la luz que la rodeaba, o que ella irradiaba, casi a un metro y medio.
Por favor no teman, no
les voy a hacer daño.
Lucía respondió por
parte de los tres, como lo hizo durante todas las apariciones
¿De dónde eres?
¿De dónde eres?
Yo vengo del cielo.
La Señora vestía con un
manto puramente blanco, con un borde de oro que caía hasta sus pies. En sus
manos llevaba las cuentas del rosario que parecían estrellas, con un crucifijo
que era la gema más radiante de todas. Quieta, Lucía no tenía miedo. La
presencia de la Señora le producía solo felicidad y un gozo confiado.
"¿Que quieres de
mi?"
Quiero que regreses aquí
los días trece de cada mes por los próximos seis meses a la misma hora. Lugo te
diré quien soy, y qué es lo que más deseo. I volveré aquí una séptima vez.
“¿Y yo iré al
cielo?"
Sí, tú irás al cielo.
“¿Y Jacinta?"
Ella también irá
"¿Y
Francisco?"
El también, amor mío,
pero primero debe decir muchos Rosarios
La Señora miró a
Francisco con compasión por unos minutos, matizado con una pequeña tristeza.
Lucía después se recordó de algunos amigos que habían fallecido.
"¿Y María Neves está en el cielo?
"¿Y María Neves está en el cielo?
Si, ella esta en el
cielo
"¿y Amelia?"
Ella está en el
purgatorio.
Se ofrecerán a Dios y
tomarán todos los sufrimientos que El les envíe?
¿En reparación por todos
los pecados que Le ofenden y por la conversión de los pecadores?
"Oh Sí, lo haremos"
"Oh Sí, lo haremos"
Tendrán que sufrir
mucho, pero la gracia de Dios estará con ustedes y los fortalecerá.
Lucía relata que mientras la Señora pronunciaba estas palabras, abría sus manos, y
Fuimos bañados por una luz celestial que parecía venir directamente de sus manos. La realidad de esta luz penetró nuestros corazones y nuestras almas, y sabíamos que de alguna forma esta luz era Dios, y podíamos vernos abrazada por ella. Por un impulso interior de gracias caímos de rodillas, repitiendo en nuestros corazones: "Oh Santísima Trinidad, te adoramos. Mi Dios, mi Dios, te amo en el Santísimo Sacramento"
Lucía relata que mientras la Señora pronunciaba estas palabras, abría sus manos, y
Fuimos bañados por una luz celestial que parecía venir directamente de sus manos. La realidad de esta luz penetró nuestros corazones y nuestras almas, y sabíamos que de alguna forma esta luz era Dios, y podíamos vernos abrazada por ella. Por un impulso interior de gracias caímos de rodillas, repitiendo en nuestros corazones: "Oh Santísima Trinidad, te adoramos. Mi Dios, mi Dios, te amo en el Santísimo Sacramento"
Los niños permanecían de
rodillas en el torrente de esta luz maravillosa, hasta que la Señora habló de
nuevo, mencionando la guerra en Europa, de la que tenían poca ninguna noción. Digan
el Rosario todos los días, para traer la paz al mundo y el final de la guerra.
Después de esto ella se comenzó a elevar lentamente hacia el este, hasta que desapareció en la inmensa distancia. La luz que la rodeaba parecía que se adentraba entre las estrellas, es por eso que a veces decíamos que vimos a los cielos abrirse.
Después de esto ella se comenzó a elevar lentamente hacia el este, hasta que desapareció en la inmensa distancia. La luz que la rodeaba parecía que se adentraba entre las estrellas, es por eso que a veces decíamos que vimos a los cielos abrirse.
Los días siguientes
fueron llenos de entusiasmo, aunque ellos no pretendían que fueran así. Lucía
había prevenido a los otros de mantener a su visita en secreto, sabiendo
correctamente las dificultades que ellos experimentarían si los eventos se
sabrían. Sin embargo la felicidad de Jacinta no pudo ser contenida, cuando
prontamente se olvidó de su promesa y se lo reveló todo a su madre, quien la
escuchó pacientemente pero le dio poca credibilidad a los hechos. Sus hermanos
y hermanas se metían con sus preguntas y chistes. Entre los interrogadores solo
su padre, "Ti" Marto estuvo inclinado a aceptar la historia como
verdad. El creía en la honestidad de sus hijos, y tenía una simple apreciación
de las obras de Dios, de manera que él se convirtió en el primer creyente de
las apariciones de Fátima.
La madre de Lucía, por
otro lado, cuando finalmente escuchó lo que había ocurrido, creyó que su propia
hija era la instigadora de un fraude, si no una blasfemia. Lucía comprendió
rápidamente lo que la Señora quería decir cuando dijo que ellos sufrirían mucho.
María Rosa no pudo hacer que Lucía se retractara, aún bajo amenazas. Finalmente
la llevó a la fuerza donde el párroco, el padre Ferreira, sin tener éxito. Por
otro lado, el padre de Lucía, quien no era muy religioso, estaba prácticamente
indiferente, atribuyendo todo a los caprichos de mujeres. Las próximas semanas,
mientras los niños esperaban su próxima visita de la Señora en Junio, les
revelaron que tenían pocos creyentes, y muchos en contra en Aljustrel y Fátima
Aparición del 13 de junio de 1917
En Portugal el trece de Junio es una gran fiesta, la fiesta de San Antonio de
Lisboa, conocido común mente como San Antonio de Padua. Este obrero milagroso
franciscano nació en Lisboa y había entrado a la vida religiosa como un Canon
Ragular de la Santa Cruz, residiendo primero en Lisboa y después en Coimbra
antes de dejar la orden Portuguesa para ingresar a la nueva orden de Hermanos
Menores y esperar por el martirio. Esta era, y es, la fiesta de los niños en
Portugal, de manera que los padres de Lucía naturalmente pensaron que las
festividades de la parroquia de Fátima distraerían a Lucia de su cita en Cova.
Sin embrago, no afectada por esta táctica Lucía y los Marto procedieron al
sitio de la aparición para cumplir con su cita al mediodía.
Cuando ellos llegaron
vieron que había una pequeña multitud esperándolos.
Después de haber
recitado el rosario con Jacinta y Francisco junto con las personas que estaban
presente, vimos otra vez, el reflejo de luz que se nos acercaba (solíamos decir
que eran rayos) y después, a Nuestra Señora en el roble como en mayo.
“Por favor dígame,
Señora, ¿qué es lo que quiere de mi?"
Quiero que vengas aquí
el día trece del mes que viene. Quiero que continúes diciendo el Rosario todos
los días. Después de cada misterio, mis hijos, quiero que recen de esta manera.
"Oh mi buen Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno. Lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas
de tu Divina Misericordia". Quiero que aprendan a leer y escribir, y luego
les diré que más quiero de ustedes.
"¿Nos llevarás al cielo?"
"¿Nos llevarás al cielo?"
Si, me llevaré a Jacinta
y a Francisco muy pronto, pero tú te quedarás un poco más, ya que Jesús desea
que tu me hagas conocer y amar en la tierra. El también desea que tú
establezcas devoción en el mundo entero a mi Inmaculado Corazón.
"¿Debo permanecer
en el mundo sola?"
No sola, hija mía, y no
debes estar triste. Yo estaré contigo siempre, y mi Inmaculado Corazón será tu
consuelo y el camino que te llevará hacia Dios.
En el momento en el que
ella dijo las últimas palabras, abriendo sus manos, Ellas nos transmitió por
segunda vez, el reflejo de esa luz intensa. En ella sentíamos que estábamos
sumergidos en Dios. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de la luz
que se elevaba hacia los Cielos, y yo en la parte que se derramaba sobre la
tierra. En frente de la palma de la mano derecha de Nuestra Señora estaba un
corazón rodeado de espinas que parecían clavársele. Entendimos que era el
Inmaculado Corazón de María ofrecido por los pecados de la humanidad, deseando
ansiosamente reparación.
La aparición luego
terminó como en la primera ocasión, con la Señora elevándose hacia el este y
desapareciendo en la "inmensidad de los cielos".
A pesar del gozo de esos
preciosos momentos el dolor de los niños continuó las siguientes semanas,
moderado por la creencia de muy pocos de los presentes en Cova ese día. Ellos
sabían que algo inusual había ocurrido – vieron los "rayos", algunos
percibieron un cierto oscurecimiento del sol, otros una pequeña nube gris que
iba y venía mientras ocurría la aparición y ellos creyeron. Sin embrago, las
dificultades con sus familia no cesaron, especialmente con sus madres, quienes
estaban verdaderamente alarmadas ya que los eventos no sólo continuaban sino
que más bien se expandían. A ésto se le añadió la ardua cautela del párroco,
que sospechaba que después de todo esto fuera a ser real pero de del demonio
Aparición del 13 de Julio de 1917
Mientras se acercaba la fecha de Julio lucía continuaba a ser turbada por las
palabras de su pastor que advertía que el diablo podría estar detrás de estas
apariciones. Finalmente, ella le confió a Jacinta que su intensión era de no
ir. Pero cuando el día finalmente llegó, sus miedos y ansiedades se
desaparecieron, de manera que a las doce estaba en Cova con Jacinta y
Francisco, esperando la llegada de la bella Señora.
La aparición del 13 de
julio provó ser en muchas formas la parte más controversial del mensaje de
Fátima, proveyendo un secreto en tres partes que los niños guardaron
celosamente. Las primeras dos partes, la visión del infierno y la profecía del
futuro role de Rusia y como prevenirlo, no serían reveladas hasta que Lucía las
escribió en su tercer diario, en obediencia al obispo, en 1941. La tercera
parte, comúnmente conocido como el Tercer Secreto, fue más tarde comunicado al
obispo, quien lo envió sin leer al Papa Pío XII. Unos minutos después de haber
llegado a Cova da Iria, cerca del encino, donde un gran número de personas
estaban rezando el Rosario, vimos un flash de luz una vez más, y un momento
después Nuestra Señora se apareció en el encino.
"Lucía", dijo
Jacinta, "habla. La Señora te está hablando"
"¿Si? Dijo Lucía.
Ella habló humildemente, pidiendo perdón por sus dudas con todos sus gestos, y
le dijo a la Señora "¿Qué quieres de mi?
Quiero que vengan aquí
el día trece del mes que viene. Continúen diciendo el Rosario todos los días en
honor a Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el final de
la guerra, porque sólo ella puede obtenerlo.
"Sí, Sí"
"Yo quisiera
preguntarle quien es usted, y si puede hacer un milagro para que todo el mundo
sepa a ciencia cierta que se ha aparecido"
Deben venir aquí todos
los meses, y en octubre yo te diré quien soy y lo que quiero. Después haré un milagro
para que todos crean.
Por tanto segura de lo
que hacía, Lucia comenzó a poner ante la Señora las peticiones que todos le
habían confiado. La Señora dijo muy gentilmente que ella curaría a algunos,
pero que a otros ella no curaría.
"¿Y el hijo paralítico
de María da Capelinha?"
No, no será curado ni de
su enfermedad ni de su pobreza, y debe de asegurarse de decir el Rosario junto
a su familia todos los días.
Otro caso encomendado
por Lucía a la Señora fue el de una mujer enferma de Atougia quien pidió que se
la llevaran al cielo.
Dile que no tenga prisa.
Dile que yo sé muy bien cuando yo vendré a buscarla.
Hagan sacrificios por
los pecadores, y digan seguido, especialmente cuando hagan un sacrificio: Oh
Jesús, esto es por amor a Ti, por la conversión de los pecadores, y en
reparación por las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.
Mientras Nuestra Señora
decía estas palabras abrió sus manos una vez más, como lo había hecho en los
dos meses anteriores. Los rayos de luz parecían penetrar la tierra, y vimos
como si fuera un mar de fuego. Sumergidos en este fuego estaban demonios y
almas en forma humana, como tizones transparentes en llamas, todos negros o
color bronce quemado, flotando en el fuego, ahora levantadas en el aire por las
llamas que salían de ellos mismos junto a grandes nubes de humo, se caían por
todos lados como chispas entre enormes fuegos, sin peso o equilibrio, entre
chillidos y gemidos de dolor y desesperación, que nos horrorizaron y nos
hicieron temblar de miedo. (debe haber sido esta visión la que hizo que yo
gritara, como dice la gente que hice). Los demonios podían distinguirse por su
similitud aterradora y repugnante a miedosos animales desconocidos, negros y
transparentes como carbones en llamas. Horrorizados y como pidiendo auxilio,
miramos hacia Nuestra Señora, quien nos dijo, tan amablemente y tan
tristemente:
Ustedes han visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Es para salvarlos que Dios quiere establecer en el mundo una devoción a mi Inmaculado Corazón. Si ustedes hacen lo que yo les diga, muchas almas se salvarán, y habrá paz. Esta guerra cesará, pero si los hombres no dejan de ofender a Dios, otra guerra más terrible comenzará durante el pontificado de Pio XI. Cuando ustedes vean una noche que es iluminada por una luz extraña y desconocida (esto ocurrió en Enero 28, 1938) sabrán que esta es la señal que Dios les dará que indicará que está apunto de castigar al mundo con la guerra y el hambre, y por la persecución de la Iglesia y del Papa.
Ustedes han visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Es para salvarlos que Dios quiere establecer en el mundo una devoción a mi Inmaculado Corazón. Si ustedes hacen lo que yo les diga, muchas almas se salvarán, y habrá paz. Esta guerra cesará, pero si los hombres no dejan de ofender a Dios, otra guerra más terrible comenzará durante el pontificado de Pio XI. Cuando ustedes vean una noche que es iluminada por una luz extraña y desconocida (esto ocurrió en Enero 28, 1938) sabrán que esta es la señal que Dios les dará que indicará que está apunto de castigar al mundo con la guerra y el hambre, y por la persecución de la Iglesia y del Papa.
Para prevenir esto,
vengo al mundo para pedir que Rusia sea consagrada a mi Inmaculado Corazón, y
pido que los primero Sábados de cada mes se hagan comuniones en reparación por
todos los pecados del mundo. Si mis deseos se cumplen, Rusia se convertirá y
habrá paz, si no, Rusia repartirá sus errores alrededor del mundo, trayendo
nuevas guerras y persecuciones a la Iglesia los justos serán martirizados y el
Santo Padre tendrá que sufrir mucho, ciertas naciones serán aniquiladas. Pero
al final mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre consagrará a Rusia a
Mi, y esta será convertida y el mundo disfrutará de un período de paz. En
Portugal al fe siempre será preservada… (Aquí viene la parte del secreto que
aún no ha sido revelado). Recuerden no deben decirle esto a nadie más que a
Francisco.
Cuando ustedes recen el
Rosario, digan después de cada misterio: O mi buen Jesús, perdona nuestros
pecados, líbranos del fuego del infierno, especialmente a las más necesitadas
de tu divina Misericordia.
“¿Hay algo más que
quieras de mi?"
No, no quiero más nada
de ti hoy.
Luego, al igual que
antes Nuestra Señora comenzó a ascender hacia el Este, hasta que finalmente
desapareció en la inmensa oscuridad del firmamento.
La posesión del Secreto
probó ser una gran prueba para los tres pequeños. La familia, los vecinos,
seguidores de la aparición, hasta el clero, trató sin éxito que fuera revelado.
Finalmente, en cuanto el día de la aparición se acercaba hasta el gobierno
civil, que era secular y venenosamente anti clerical, alarmado por el número de
personas que estaban interesándose en los eventos de Fátima, atentaron con
arrebatárselos y en el proceso exponer a la Iglesia como colaboradora en un
fraude.
Aparición del 19 de agosto de 1917
Bajo el pretexto de proveerles su propio automóvil, para que los niños pudieran
trasladarse seguramente en medio de la multitud que rodeaba sus hogares, el
administrador civil o alcalde del distrito en el que estaba ubicado Fátima,
llegó a Aljustrel en la mañana del 13 de agosto. En un atentado para conocer
"la verdad" sin éxito, el 11 de agosto, Arturo Santos, un apóstata
Católico y Masón de alto rango, había planeado una trampa que dejaría a los
niños bajo su custodia para forzarlos a revelar todo. Como acto de buena fe, se
ofreció para llevar a los tres niños y a sus padres a ver al párroco, quien él
decía que quería verles, y así se fue a Cova. En la casa parroquial él abandonó
esta artimaña así como a los padres llevándose solo a los niños hasta la cede
del distrito en Vila Nova de Ourem, a unas 9 millas de distancia. Aquí el
intentó comprarlos, los amenazó de muerte y encerrándolos en una celda con
otros "criminales" para hacerlos retractar de su historia. Todo esto
sin ningún resultado. A pesar de sus edades, su fe en la Señora y su coraje
fueron imperturbables.
Mientras tanto en Cova
al mediodía del día 13 los signos externos característicos de la aparición se
hicieron visibles para la multitud, la mayor multitud hasta los momentos.
Después que estos signos terminaron la multitud se dispersó, sin saber sobre
las trampas tendidas por el gobierno.
Sin embargo, el
"juicio" de los niños continuó por dos días, preocupando de gran modo
a sus familias. Finalmente, en la fiesta de la Asunción el 15 de agosto, el
Administrador los condujo de nuevo a Fátima y los dejó a los pies de la
rectoría. Aquí fueron vistos por la gente que salía de Misa tratando de
determinar por parte de Ti Marto dónde habían estado los niños. Su furia se
volcó contra el conductor del auto y contra el Alcalde cuando llegó un poco más
tarde, ambos ansiosos de escapar ilesos. Este fue el único esfuerzo serio por
parte de las autoridades por intervenir con la Señora de Fátima.
En cuanto a los planes
de la Señora, fueron retrasados un poco. El Domingo 19 Lucía, su hermano Juan y
Francisco estaban pastoreando sus ovejas en un lugar llamado Valinhos. Estaba
ubicado al lado de la misma colina opuesta a Aljustrel donde se les apareció el
ángel dos veces, un poco más al norte. Alrededor de las 4 de la tarde,
presintiendo que la Señora estaba apunto de aparecerce, Lucía trató sin éxito
de convencer a John que fuera a buscar a Jacinta hasta que le ofreció unos
cuantos centavos por la diligencia. Mientras ella y Francisco esperaban vieron
la luz típica. El momento en el que Jacinta llegó se apareció la Señora.
"¿Que quieres de
mí?"
Vengan otra vez a Cova
da Iria el trece del mes que viene, mi hija, y continúen rezando el Rosario
todos los días. El último día yo haré un milagro para que todos crean.
"¿Que debemos hacer
con las ofrendas que deja la gente en Cova da Iria?"
Quiero que hagan dos
andas (para cargar estatuas) para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario.
Quiero que tu y Jacinta lleven una de ellas con dos otras niñas. Ustedes dos se
vestirán de blanco. Y luego quiero que Francisco, con tres niños ayudándolo,
cargue la otra. Los niños también han de vestir de blanco. Lo que quede de las
ofrendas ayudará para la construcción de la capilla que ha de ser construida
aquí.
Lucía luego preguntó por
la curación de algunos enfermos
Algunos los curaré
durante este año (mirándolos tristemente) Oren, oren mucho. Hagan sacrificios
por los pecadores. Muchas almas se van al infierno, porque nadie está dispuesto
a ayudarlas con sacrificios.
Habiendo dicho esto se
retiró como lo había hecho en otras ocasiones.
Aparición del 13 de septiembre de 1917
A pesar del ridículo y las burlas causadas por la prensa secular y atea, más de
30,000 personas se reunieron en Cova para la aparición del mes de septiembre.
Ahora mientras se recitaba el Rosario la multitud pudo ver a los niños ponerse
de pie mirando hacia el este y ver como la admiración se apoderaba de sus
rostros. Un momento mientras los niños esperaban, mirando y mirando, sus ojos
en el encino, sus gozo encendido como una llama. Ya habían caido de rodillas de
nuevo, y personas cerca de Lucía la escucharon decir:
"¿Qué quieres de mi?"
"¿Qué quieres de mi?"
Continúen diciendo el Rosario, mis hijos. Díganlo todos los días
para que cese la guerra. En octubre vendrá nuestro Señor, así como Nuestra Señora
del Perpetuo Socorro y Nuestra Señora del Monte Carmelo. San José se aparecerá
con el Niño Jesús para bendecir al mundo.
A Dios le agradan sus sacrificios, pero no quiere que se pongan
los cordones de noche para ir a dormir. Sólo pónganselos durante el día.
"¿Tengo las peticiones de muchas personas que piden tu
ayuda. Asistirás a una niña que es sordo muda?"
Ella mejorará en un año.
"¿Y las conversiones que algunos han pedido? ¿Las
sanaciones de los enfermos?"
Algunas las curaré a otras no. Nuestro Señor no confía en todos
ellos.
"¿Quieres que se construya una capilla pequeña aquí con el
dinero que las personas han dejado aquí?"
Sí, deseo que se construya una pequeña capilla en honor de
Nuestra Señora del Rosario. Pero diles que se utilice sólo la mitad de este
dinero para esto. La otra mitad será para las dos andas que ustedes ya saben.
"Muchos creen que yo soy una impostora y un fraude, dicen
que merezco ser colgada o quemada. ¿Puedes por favor hacer un milagro para que
ellos crean?"
En Octubre hará un milagro que permitirá que todos crean
Le entrevista se había terminado. La visión se elevó como antes,
y Lucís, señalando a la Señora le dijo a la multitud, " Si desean verla,
¡miren! ¡miren!"
Durante la noche del 12 al 13 de octubre había llovido toda la
noche, empapando el suelo y a los miles de peregrinos que viajaban a Fátima de
todas partes. A pie, por carro y carrozas venían, entrando a la zona de Cova
por el camino de Fátima – Leiria, que hoy en día todavía pasa frente a la gran
plaza de la Basílica. De ahí bajaban hacia el lugar de las apariciones. Hoy en
día en el sitio está la capillita moderna de vidrio, encerrando la primera que
se construyó y la estatua de Nuestra Señora del Rosario de Fátima donde estaba
el encino.
En cuanto a los niños, lograron llegar a Cova entre las
adulaciones y el escepticismo que los había perseguido desde mayo. Cuando
llegaron encontraron críticos que los cuestionaban su veracidad y la
puntualidad de la Señora, quien había prometido llegar al medio día. Ya habían
pasado las doce según la hora oficial del país. Sin embargo cuando el sol había
llegado a su apogeo la Señora se apareció como había dicho.
"¿Qué quieres de mi?"
Quiero que se construya una capilla aquí en mi honor. Quiero que
continúen diciendo el Rosario todos los días. La guerra pronto terminará, y los
soldados regresarán a sus hogares.
"Si, Si"
"Si, Si"
"¿Me dirás tu nombre?"
Yo soy la Señora del Rosario
"Tengo muchas peticiones de muchas personas. ¿Se las
concederás?"
Algunas serán concedidas, y otras las debo negar. Las personas
deben rehacer sus vidas y pedir perdón por sus pecados. No deben de ofender más
a nuestro Señor, ya es ofendido demasiado!
“¿Y eso es todo lo que tienes que pedir?"
No hay nada más.
Mientras la Señora del Rosario se eleva hacia el este ella tornó las palmas de
sus manos hacia el cielo oscuro. Aunque la lluvia había cedido, nubes oscuras
continuaban a oscurecer el sol, que de repente se escapa entre ellos y se ve
como un suave disco de plata.
"¡Miren el sol!" En este momento dos distintas apariciones pudieron ser vistas,
el fenómeno del sol presenciado por los 70,000 espectadores y aquella que fue
vista sólo por los niños. Lucía describe esta aparición en su diario.
Después que la Virgen se desapareció en la inmensa distancia del
firmamento, vimos San José y al Niño Jesús que parecían estar bendiciendo el
mundo, ya que hacían la señal de la cruz con sus manos. Un poco después cuando
esta aparición terminó vi a Nuestro Señor y a Nuestra Señora, me parece que era
lo Dolorosa. Nuestro Señor parecía bendecir al mundo al igual que lo había
hecho San José. Esta aparición también desapareció y vi a Nuestra Señora una
vez más, parecida a nuestra Señora del Carmen (Sólo Lucia vio la última
aparición, anticipando su entrada al Carmelo unos años después.
Estas serían las últimas apariciones en Fátima para Jacinta y Francisco. Sin embargo a Lucía nuestra Señora se la apareció una séptima vez en 1920, como lo había prometido la Señora el mes de mayo. Esta vez Lucía estaba en oración en la Cova, antes de dejar Fátima para ir a un internado de niñas. La Señora vino para alentarla a que se dedicara enteramente a Dios.
Estas serían las últimas apariciones en Fátima para Jacinta y Francisco. Sin embargo a Lucía nuestra Señora se la apareció una séptima vez en 1920, como lo había prometido la Señora el mes de mayo. Esta vez Lucía estaba en oración en la Cova, antes de dejar Fátima para ir a un internado de niñas. La Señora vino para alentarla a que se dedicara enteramente a Dios.
Mientras los niños veían las diversas apariciones de Jesús,
María y San José, la multitud presenció un prodigio diferente, el ahora
conocido como el famoso milagro del sol. Entre los testigos estaban los
siguientes:
O Seculo (un periódico de Lisboa por gobierno y anticlerical.
Desde el camino, donde estaban estacionados los vehículos donde
cientos de personas se habían quedado ya que no querían vencer el lodo, uno
podía ver la gran multitud volverse hacia el sol, que parecía sin nubes y
estaba en su apogeo. Parecía una placa de pura plata y se podía mirar fijamente
sin incomodar. Pudo haber sido un eclipse que sucedía en ese momento. Pero en
ese mismo momento se produjo un gran grito, y uno podía escuchar a los
espectadores más cercanos gritas: ¡un milagro! ¡un milagro!
Ante el asombro reflejado en los ojos de los espectadores, cuya
semblanza era bíblica ya que todos tenían la cabeza descubierta, y que buscaban
ansiosamente algo en el cielo, el sol temblaba, hizo ciertos movimientos
repentinos fuera de las layes cósmicas – el sol "danzaba" de acuerdo
a las expresiones típicas de la gente.
Había un viejecito parado en las escaleras de un ómnibus con su
rostro volteado hacía el sol que recitaba el credo en alta voz. Pregunté quien
era y me dijeron que era el señor Joao da Cunha Vasconcelos. Lo vi después
dirigiéndose a los que estaban a su alrededor con sus sombreros puestos y les
imploró vehementemente que se descubrieran sus cabezas ante tan extraordinario
milagro.
La gente se preguntaban los unos a los otros lo que habían
visto. La gran mayoría admitió ver el sol danzando y temblando, otros afirmaban
que habían visto el rostro de la Virgen Santísima. Otros juraron que vieron el
sol girar como una rueda que se acercaba a la tierra como si fuera a quemarla
con sus rayos. Algunos dijeron haber visto cambios de colores sucesivamente.
O Dia (otro diario de Lisboa, edición 17 de octubre de 1917)
“A la una en punto de la tarde, mediodía solar, la lluvia cesó,
el cielo de color gris nacarado iluminaba la vasta región árida con una extraña
luz. El sol tenía como un velo de gasa transparente que hacía fácil el mirarlo
fijamente. El tono grisáceo madre perla que se tornó en una lámina de plata que
se rompió cuando las nubes se abrían y el sol de plata envuelto en el mismo
velo de luz gris, se vio girar y moverse en el circulo de las nubes abiertas.
De todas las bocas se escuchó un gemido y las personas cayeron de rodillas
sobre el suelo fangoso…
La luz se tornó en un azul precioso, como si atravesara el
vitral de una catedral y esparció sus rayos sobre las personas que estaban de
rodillas con los brazos extendidos. El azul desapareció lentamente y luego la
luz pareció traspasar un cristal amarillo. La luz amarilla tiñó los pañuelos
blancos, las faldas oscuras de las mujeres. Lo mismo sucedió en los árboles,
las piedras y en la sierra. La gente lloraba y oraba con la cabeza descubierta
ante la presencia del milagro que habían esperado. Los segundos parecían como
horas, así de intensos eran.
Ti Marto (padre de Jacinta y Francisco)
Podíamos mirar con facilidad el sol, que por alguna razón no nos
cegaba. Parecía titilar primero en un sentido y luego en otro. Sus rayos se
esparcían en muchas direcciones y pintaban todas las cosas en diferentes
colores, los árboles, la gente el aire y la tierra. Pero lo más extraordinario
para mi era que el sol no lastimaba nuestros ojos. Todo estaba tranquilo y en
silencio y todos miraban hacia arriba. De pronto pareció que el sol dejó de
girar. Luego comenzó a moverse y a danzar en el cielo, hasta que parecía
desprenderse de su lugar y caer sobre nosotros. Fue un momento terrible.
María Capelinha (una de las primeras creyentes)
El transformó todo de diferentes colores – amarillo, azul y
blanco, entonces se sacudió y tembló, parecía una rueda de fuego que caía sobre
la gente. Empezaron a gritar "¡nos va ha matar a todos!", otros
clamaron a nuestro Señor para que los salvara, ellos recitaban el acto de
contrición. Una mujer comenzó a confesar sus pecados en voz alta, diciendo que
había hecho esto y aquello…
Cuando al fin el sol dejó de saltar y de moverse todos
respiramos aliviados. Aun estábamos vivos, y el milagro predicho por los niños
fue visto por todos.
Yo estaba mirando hacia el lugar de las apariciones, esperando
serena y fríamente que algo sucediera, y con una curiosidad en descenso por que
había pasado mucho tiempo sin que sucediera nada que me llamara la atención,
entonces escuche miles de voces gritar y vi que la multitud de pronto se
voltio, hacia el lado contrario, sus espaldas en contra del sitio donde yo
tenía dirigida mi atención y miré al cielo del lado opuesto.
La hora legal era cerca de las 2 de la tarde, alrededor del medio día solar. EL sol unos momentos antes había aparecido entre unas nubes, las cuales lo ocultaban y brillaba clara e intensamente. Yo me volví hacia el magneto que parecía atraer todas las miradas y lo vi como un disco con un aro claramente marcado, luminoso y resplandeciente, pero que no hacía daño a los ojos. No estoy de acuerdo con la comparación que escuchado han hecho en Fátima y la de un pesado disco plateado. Era un color más claro rico y resplandeciente que tenía algo del brillo de una perla. No se parecía en nada a la luna en una noche clara porque al uno verlo y sentirlo parecía un cuerpo vivo. No era una esfera como la luna ni tenía el mismo color o matiz. Perecía como una rueda de cristal hacha de la madre de todas las perlas. No se podía confundir con el sol visto a través de la neblina (por que no había neblina en ese momento), porque no era opaca, difusa ni cubierta con un velo. En Fátima daba luz y calor y aparentaba un claro cofre con un arco bien difundido.
La hora legal era cerca de las 2 de la tarde, alrededor del medio día solar. EL sol unos momentos antes había aparecido entre unas nubes, las cuales lo ocultaban y brillaba clara e intensamente. Yo me volví hacia el magneto que parecía atraer todas las miradas y lo vi como un disco con un aro claramente marcado, luminoso y resplandeciente, pero que no hacía daño a los ojos. No estoy de acuerdo con la comparación que escuchado han hecho en Fátima y la de un pesado disco plateado. Era un color más claro rico y resplandeciente que tenía algo del brillo de una perla. No se parecía en nada a la luna en una noche clara porque al uno verlo y sentirlo parecía un cuerpo vivo. No era una esfera como la luna ni tenía el mismo color o matiz. Perecía como una rueda de cristal hacha de la madre de todas las perlas. No se podía confundir con el sol visto a través de la neblina (por que no había neblina en ese momento), porque no era opaca, difusa ni cubierta con un velo. En Fátima daba luz y calor y aparentaba un claro cofre con un arco bien difundido.
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