BENEDICTO XVI RENUNCIA COMO PAPA
Benedicto XVI anunció este 11 de febrero
de 2013 su renuncia como Papa debido a su avanzada edad, ya que está a punto de
cumplir 86 años en abril. Esta inesperada e histórica renuncia del Santo Padre
se debe, dijo, a que ya no tiene fuerzas para ejercer de forma adecuada su
ministerio. El Santo Padre indicó que desde el 28 de febrero de este año, a
partir de las 20:00 hrs. (hora de Roma), "la sede de Pedro quedará
vacante".
La decisión que ha tomado Benedicto XVI,
en plena libertad, la conocía sólo él, ya que el resto de la Curia romana no
estaba al tanto. La renuncia se ha producido durante el Consistorio público
para las canonizaciones de los 800 mártires de Otranto, la Madre Laura, la
primera santa colombiana, y la Madre Lupita, de México.
Según establece el Código de Derecho
Canónico, la ley fundamental de la Iglesia, la renuncia del obispo de Roma está
prevista en el apartado 332.2, el cual establece que la renuncia debe ser
libre, abiertamente manifestada pero nadie la debe aceptar.
Con este anuncio, Benedicto XVI se
convierte en el cuarto papa de la historia de la Iglesia en dejar
voluntariamente su cargo como sumo pontífice. Anteriormente lo hicieron Benedicto
IX, Celestino V y Gregorio XII, éste último en 1415.
El cónclave se reunirá a partir del
próximo 28 de febrero para comenzar el proceso de elección de un nuevo Papa.
A continuación, podrán
leer las palabras de renuncia pronunciadas por el Papa Benedicto XVI:
"Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no
sólo para las tres causas de Canonización, sino también para comunicaros una
decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después de haber examinado ante Dios
reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad
avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.
Soy muy consciente de que este
ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente
con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto
a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la
vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es
necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en
los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi
incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la
seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio
de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los
Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de
2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante
y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para
la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice.
Por lo que a mí respecta, también en el
futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida
dedicada a la plegaria.
BENEDICTUS PP. XVI".
¿Cuáles son los próximos pasos?
En la mayoría de las ocasiones en las
que se ha procedido a la elección de un papa, ha sido por el fallecimiento del
que se encontraba en el cargo, pero Benedicto XVI ha sido una excepción. A
pesar de ello, el proceso para elegir a un nuevo papa es el mismo.
La elección del nuevo Pontífice se lleva con total hermetismo y es el resultado de una compleja elección que puede llegar a demorarse unas tres semanas.
A partir de ese momento, los electores se reúnen en el llamado cónclave, que es la reunión que celebra el Colegio cardenalicio de la Iglesia Católica Romana para elegir a un nuevo Obispo de Roma, cargo que lleva aparejados el de Papa (Sumo Pontífice y Pastor Supremo de la Iglesia Católica) y el de Jefe del Estado Vaticano.
El cónclave se celebra en la Capilla Sixtina y se lleva en secreto. Los electores están recluídos y aislados del mundo exterior. Los cardenales son trasladados desde la Casa de Santa Marta hasta la Capilla Sixtina en un autobús con lunas blindadas. El aislamiento es fundamental: se controla que no se introduzcan grabadoras, teléfonos móviles, cámaras u otros elementos que pongan en riesgo el secreto de la votación.
La elección se lleva a cabo a través del escrutinio, desde que Juan Pablo II abolió la posibilidad de hacerlo a través de la aclamación o el compromiso. También estableció en 1996 la necesidad de obtener dos tercios de las votaciones, en lugar de una mayoría simple.
Cada elector vota al cardenal que prefiera o a sí mismo, puesto que el autovoto está permitido. El sufragio se realiza a través de un papel escrito con la letra más ilegible posible, para evitar que se reconozca su autor.
Una vez que todos los electores han efectuado su voto, los papeles se revuelven antes de iniciar el recuento. Posteriormente, se colocan uno por uno en un recipiente vacío. Se suman los votos que acumula cada nombre y se van anotando en una lista.
A medida que los papeles se van leyendo, se perforan con una aguja en el punto en que se encuentra la palabra 'Elijo'. Al finalizar la lectura, se atan los extremos con un nudo y así unidos se colocan sobre una mesa.
Tras cada sesión de escrutinio (dos votaciones) las papeletas de voto y las notas de los Escrutadores se queman en una estufa preparada al efecto. El humo sale entonces por una chimenea sobre el tejado de la Capilla Sixtina.
La fumata
La elección del nuevo Pontífice se lleva con total hermetismo y es el resultado de una compleja elección que puede llegar a demorarse unas tres semanas.
A partir de ese momento, los electores se reúnen en el llamado cónclave, que es la reunión que celebra el Colegio cardenalicio de la Iglesia Católica Romana para elegir a un nuevo Obispo de Roma, cargo que lleva aparejados el de Papa (Sumo Pontífice y Pastor Supremo de la Iglesia Católica) y el de Jefe del Estado Vaticano.
El cónclave se celebra en la Capilla Sixtina y se lleva en secreto. Los electores están recluídos y aislados del mundo exterior. Los cardenales son trasladados desde la Casa de Santa Marta hasta la Capilla Sixtina en un autobús con lunas blindadas. El aislamiento es fundamental: se controla que no se introduzcan grabadoras, teléfonos móviles, cámaras u otros elementos que pongan en riesgo el secreto de la votación.
La elección se lleva a cabo a través del escrutinio, desde que Juan Pablo II abolió la posibilidad de hacerlo a través de la aclamación o el compromiso. También estableció en 1996 la necesidad de obtener dos tercios de las votaciones, en lugar de una mayoría simple.
Cada elector vota al cardenal que prefiera o a sí mismo, puesto que el autovoto está permitido. El sufragio se realiza a través de un papel escrito con la letra más ilegible posible, para evitar que se reconozca su autor.
Una vez que todos los electores han efectuado su voto, los papeles se revuelven antes de iniciar el recuento. Posteriormente, se colocan uno por uno en un recipiente vacío. Se suman los votos que acumula cada nombre y se van anotando en una lista.
A medida que los papeles se van leyendo, se perforan con una aguja en el punto en que se encuentra la palabra 'Elijo'. Al finalizar la lectura, se atan los extremos con un nudo y así unidos se colocan sobre una mesa.
Tras cada sesión de escrutinio (dos votaciones) las papeletas de voto y las notas de los Escrutadores se queman en una estufa preparada al efecto. El humo sale entonces por una chimenea sobre el tejado de la Capilla Sixtina.
La fumata
Cuando el resultado de las votaciones ha
sido negativo, los papeles se queman junto con paja húmeda, lo que produce un
humo negro. Si de la elección ha salido elegido un candidato, y éste ha
aceptado la responsabilidad, los papeles se queman usando paja seca, lo que da
lugar a un humo de color blanco. Es la señal que anuncia al mundo la elección
de un nuevo Papa, que en esta ocasión se trata del Papa No. 266.
El protocolo reserva una ceremonia final: el anuncio a los fieles del nuevo Papa desde la ventana de San Pedro. El encargado de hacerlo será el cardenal de mayor edad que dirá las palabras que todos esperan: "Annuntio vobis gaudium magnum Habemus Papam".
El protocolo reserva una ceremonia final: el anuncio a los fieles del nuevo Papa desde la ventana de San Pedro. El encargado de hacerlo será el cardenal de mayor edad que dirá las palabras que todos esperan: "Annuntio vobis gaudium magnum Habemus Papam".
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