miércoles, 13 de febrero de 2013

BENEDICTO XVI: LA GRANDEZA DE LA HUMILDAD

 

Benedicto XVI: La grandeza de la humildad

El día 19 de abril de 2005, inició una nueva etapa en nuestra Madre Iglesia, en el balcón central de la Basílica Vaticana, después de que se oyó la voz: “Habemus Papam”, se presentaba el cardenal Joseph Ratzinger, como el Papa 265 de la historia tomando el nombre de Benedicto XVI. Saludaba al mundo en su primer mensaje, con estas palabras: “Queridos hermanos y hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor”.
Desde ese momento Benedicto XVI de 78 años de edad, comenzó el camino de trabajo arduo y humilde en la viña del Señor: 22 viajes fuera de Italia, tres encíclicas, cuatro exhortaciones apostólicas… Entre muchos regalos que realizó para nuestra Nación Mexicana, fue  la canonización de San Rafael Guizar y Valencia, y la beatificación de Anacleto González Flores y compañeros mártires, además erigió las diocesis de Teotihuacán y Tenancingo Estado de México, Gómez Palacios en Durango, Ensenada en Baja California; y a Tijuana, León, Tulancingo y Tuxtla Gutiérrez las hizo Arquidiócesis, y realizó la entrañable visita a nuestro País del 23 al 26 de Marzo de 2012.   ¡Más de siete años de un ministerio fecundo guiando la barca de San Pedro!

La mañana del 11 de febrero de 2013, México amaneció con la impactante noticia donde el Santo Padre anunciaba su renuncia al ministerio de Obispo de Roma y Sucesor de San Pedro con este mensaje: “Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando”.
Reflexionando en este signo de los tiempos, hay muchas cosas que podemos aprender de su legado como Pontífice: Es el Papa Teólogo que manifestó a raudales la gran sabiduría que Dios le dio,  porque a través de sus enseñanzas iluminó el camino  de la Iglesia Universal, en un mundo tan influido por el relativismo. Es el Papa Auténtico,  por la forma de abordar con transparencia y valentía los problemas y adversidades que se presentaron en su tiempo al interior y al exterior de la Iglesia. Es el Papa Humilde que siempre vivó la sencillez en todo sentido. En el momento de su renuncia se hizo patente su gran amor a la Iglesia, no importándole el amor propio; nunca se aferró a la autoridad como poder, sino que la vivió como servicio. Ha seguido con fidelidad los pasos del Divino Maestro: “Aprendan de mí que soy manso y humilde de Corazón” (Cfr. Mt 11,29). Al experimentar que sus fuerzas a sus casi 86 años de edad, se han debilitado, presentó su renuncia conforme las normas de la Iglesia lo permiten, y en un acto de absoluta libertad, serenidad y claridad nos informó de su decisión. Esto me hizo recordar que  “la humildad es andar en la verdad” (Santa Teresa, Moradas Sextas 10,7)

Hoy viene a mi mente que en su viaje apostólico a México, nos dijo: “Vengo como peregrino de la fe, de la esperanza y de la caridad”. (23 de marzo 2012) y precisamente en el “Año de la fe” nos ha  invitado como hombres de fe a confiar a la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo. Por esto invito a todos, a que elevemos nuestra oración por el Santo Padre Benedicto XVI y agradezcamos al apóstol de la caridad y la esperanza todo el bien que ha hecho por la Iglesia como el pastor universal y le dediquemos con filial cariño estas hermosas palabras que escuché de sus labios en su despedida de México: “hasta siempre en el amor de Cristo, en el que todos nos encontramos y nos encontraremos”.

+ Oscar Roberto Domínguez Couttolenc. M.G.
Obispo de Ecatepec.

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