Benedicto XVI: La
grandeza de la humildad
El día 19
de abril de 2005, inició una nueva etapa en nuestra Madre Iglesia, en el balcón
central de la Basílica Vaticana, después de que se oyó la voz: “Habemus Papam”,
se presentaba el cardenal Joseph Ratzinger, como el Papa 265 de la historia tomando
el nombre de Benedicto XVI. Saludaba al mundo en su primer mensaje, con estas
palabras: “Queridos hermanos y hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II,
los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor”.
Desde ese
momento Benedicto XVI de 78 años de edad, comenzó el camino de trabajo arduo y
humilde en la viña del Señor: 22 viajes fuera de Italia, tres encíclicas,
cuatro exhortaciones apostólicas… Entre muchos regalos que realizó para nuestra
Nación Mexicana, fue la canonización de
San Rafael Guizar y Valencia, y la beatificación de Anacleto González Flores y
compañeros mártires, además erigió las diocesis de Teotihuacán y Tenancingo Estado
de México, Gómez Palacios en Durango, Ensenada en Baja California; y a Tijuana,
León, Tulancingo y Tuxtla Gutiérrez las hizo Arquidiócesis, y realizó la
entrañable visita a nuestro País del 23 al 26 de Marzo de 2012. ¡Más de siete años de un ministerio fecundo
guiando la barca de San Pedro!
La mañana
del 11 de febrero de 2013, México amaneció con la impactante noticia donde el
Santo Padre anunciaba su renuncia al ministerio de Obispo de Roma y Sucesor de
San Pedro con este mensaje: “Después de haber examinado ante Dios
reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas
para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que
este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no
únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y
rezando”.
Reflexionando
en este signo de los tiempos, hay muchas cosas que podemos aprender de su
legado como Pontífice: Es el Papa Teólogo que manifestó a raudales la gran
sabiduría que Dios le dio, porque a
través de sus enseñanzas iluminó el camino
de la Iglesia Universal, en un mundo tan influido por el relativismo. Es
el Papa Auténtico, por la forma de
abordar con transparencia y valentía los problemas y adversidades que se
presentaron en su tiempo al interior y al exterior de la Iglesia. Es el Papa
Humilde que siempre vivó la sencillez en todo sentido. En el momento de su
renuncia se hizo patente su gran amor a la Iglesia, no importándole el amor
propio; nunca se aferró a la autoridad como poder, sino que la vivió como
servicio. Ha seguido con fidelidad los pasos del Divino Maestro: “Aprendan de
mí que soy manso y humilde de Corazón” (Cfr. Mt 11,29). Al experimentar que sus
fuerzas a sus casi 86 años de edad, se han debilitado, presentó su renuncia
conforme las normas de la Iglesia lo permiten, y en un acto de absoluta
libertad, serenidad y claridad nos informó de su decisión. Esto me hizo
recordar que “la humildad es andar en la
verdad” (Santa Teresa, Moradas Sextas 10,7)
Hoy viene
a mi mente que en su viaje apostólico a México, nos dijo: “Vengo como peregrino
de la fe, de la esperanza y de la caridad”. (23 de marzo 2012) y precisamente
en el “Año de la fe” nos ha invitado como
hombres de fe a confiar a la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro
Señor Jesucristo. Por esto invito a todos, a que elevemos nuestra oración por
el Santo Padre Benedicto XVI y agradezcamos al apóstol de la caridad y la esperanza todo el bien que ha hecho por
la Iglesia como el pastor universal y le dediquemos con filial cariño estas
hermosas palabras que escuché de sus labios en su despedida de México: “hasta
siempre en el amor de Cristo, en el que todos nos encontramos y nos
encontraremos”.
+ Oscar Roberto Domínguez Couttolenc. M.G.
Obispo de Ecatepec.
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