ZAPATOS PARA JESÚS
(Una historia que enseña el
verdadero valor de las cosas)
Hoy es Navidad.
Aún no me ha atrapado el espíritu de estas fiestas. Los estacionamientos
llenos, y dentro de las tiendas el caos es mayor. ¿Por qué fui de compras hoy?
me pregunto. En mi lista estaban los
nombres de personas que decían no querer nada, pero yo sé que si no les compro
algo se resentirán. Llené mi carrito con compras de último minuto y me
dirigí a las colas de las cajas registradoras, calculé que serían por lo menos
20 minutos de espera.
Frente a mí había dos niños, un niño de 10 años y
su hermana de 5 años. Él estaba mal vestido con un abrigo
raído, llevaba en sus sucias manos unos cuantos billetes arrugados, su hermana
lucía como él, su pelo estaba enredado y llevaba
un par de zapatos de mujer dorados y resplandecientes. Los villancicos navideños resonaban por toda la tienda y yo podía
escuchar a la niñita tararearlos, al llegar a la caja registradora, la niña
le dio los zapatos cuidadosamente a la cajera, como si se tratara de un tesoro.
La cajera les entregó el recibo y
dijo: son $120.00, el niño puso sus arrugados billetes en el contador y empezó
a rebuscarse los bolsillos, finalmente contó $63.00, “bueno pienso que tendremos
que devolverlos, volveremos otro día y los compráremos”, añadió, ante esto la
niña dibujó una tristeza en su rostro y dijo: "Pero a Jesús le hubieran encantado estos zapatos", volveremos
a casa trabajaremos un poco más y regresaremos por ellos, no llores, vamos a
volver. Sin pensar yo le completé los 57.00 pesos que faltaban a la cajera,
ellos habían estado esperando en la cola por largo tiempo y después de todo es
Navidad, en eso un par de bracitos me rodearon con un tierno abrazo y una voz
me dijo: "Muchas gracias
señor".
Aproveché la oportunidad para
preguntarle que había querido decir
cuando dijo “que a Jesús le encantarían esos zapatos”, la niña con
sus grandes ojos redondos me respondió:
- "Mi mamá está enferma y yéndose al
cielo, mi papá nos dijo que se iría antes de Navidad para estar con Jesús, mi
maestra de catecismo dice que las calles del cielo son de oro reluciente tal
como estos zapatos. ¿No se verá mi mamá hermosa caminando por esas calles
con estos zapatos?"
Mis ojos se inundaron al ver una
lágrima bajar por su rostro radiante. ¡Por supuesto que sí!, le respondí,
y en silencio le doy gracias a
Dios por usar a estos niños para recordarme el verdadero valor del amor, y que
junto con mi familia abramos las puertas de nuestra casa y nuestro
corazón a Jesús que hoy nacerá nuevamente… para todos nosotros.
Mons. Luis Martínez Flores
Párroco
No hay comentarios:
Publicar un comentario